Haiku







Tumba de Yosa Buson.


El haiku[1] (俳句, haiku[1]?) o haikú[1]​ es un tipo de poesía japonesa. Consiste en un poema breve de diecisiete sílabas, escrito en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, según R.H.Blyth y Fernando Rodríguez-Izquierdo hay voces críticas respecto al reparto o distribución de las mismas en japonés, como Vicente Haya[2]​. En castellano, el profesor Jaime Lorente[3]​ - en consonancia con Haya- aboga por mayor variedad en el reparto métrico. Siendo precisos, hablamos de «moras» o «jion», como unidades para medir la duración de los segmentos fonológicos, pero comúnmente se sustituyen por sílabas cuando se traducen o se escriben haikus en otras lenguas.


La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y la emoción (哀れ [aware]) que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza.[4]​ Siguiendo el régimen tradicional japonés, la composición suele contener alguna referencia directa o indirecta a la estación del año, mediante el uso de un kigo (季語) o palabra que evoca las estaciones. Los saijiki (歳時記) son listas extensas de palabras kigo en japonés, que el poeta puede utilizar. Originalmente la esencia del haiku es «cortar» (切る [kiru]) mediante la conexión de dos ideas o imágenes separadas por un kireji (pronunciado en español kireyi) (切れ字), que es el término «cortante» o separador.


Aunque la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española hayan aceptado el término en su Diccionario de la lengua española, consta como jaiku en los títulos de obras de algunos tratadistas.[5]




Índice






  • 1 Orígenes


    • 1.1 Haiku: budismo zen y taoísmo


    • 1.2 Del katauta al haiku




  • 2 Características


    • 2.1 Formales


    • 2.2 Contenido


    • 2.3 Jisei, el haiku de despedida de la vida




  • 3 Haiga


  • 4 Haijin o haikista


    • 4.1 Bashô


    • 4.2 Onitsura


    • 4.3 Buson


    • 4.4 Issa


    • 4.5 Masaoka Shiki


    • 4.6 Taneda Santôka




  • 5 Mujeres haijines


  • 6 El haiku en la literatura occidental


  • 7 El haiku en la literatura hispana


    • 7.1 En Argentina


    • 7.2 En Colombia


    • 7.3 En Chile


    • 7.4 En Ecuador


    • 7.5 En España


    • 7.6 En México


    • 7.7 En Perú


    • 7.8 En Uruguay




  • 8 Véase también


  • 9 Notas


  • 10 Referencias


  • 11 Bibliografía


    • 11.1 Traducciones del japonés


    • 11.2 Estudios


    • 11.3 Antologías




  • 12 Enlaces externos





Orígenes



Haiku: budismo zen y taoísmo


Es común relacionar el haikú con el zen. Sin embargo, aunque el zen utilizó el haikú para la difusión de su filosofía, dista mucho de ser el origen del mismo. En el Man'yōshū (obra clásica de recopilación de poesía del siglo VIII) hay muchos poemas de 31 moras donde aparece ya la actitud característica del haiku: la Naturaleza no es excusa de los sentimientos humanos, sino objeto poético en sí mismo. O, lo que es lo mismo, el poema surge «del asombro del japonés primitivo por lo que ocurría en la Naturaleza».[6]


Por un lado, Blyth y Fernando Rodríguez-Izquierdo afirman que el haiku es «religious poetry», «satori», es decir, iluminación del budismo zen[7]​ En el polo opuesto se encuentran Vicente Haya y Jaime Lorente. El primero afirma que el Tao es la matriz del haiku (cfr. Aware o Haiku-Do).


La vinculación con el zen se produjo cuando en el siglo XVII Matsuo Bashō, monje budista, popularizó el haiku en Japón. En el siglo XX Daisetsu Teitaro Suzuki, gran maestro budista zen, enfoca el haiku como expresión poética del zen en su obra El zen y la cultura japonesa. A través de la obra de Reginald Horace Blyth, difusor del haikú en el mundo anglosajón, el enfoque de Suzuki se ha dado a conocer ampliamente[8]



Del katauta al haiku


El haiku forma parte de una familia de formas poéticas japonesas en las que se combinan versos de cinco y siete moras. La forma métrica característica del haiku (un tercetillo cuyos versos tienen 5, 7 y 5 moras, respectivamente) aparece ya en el siglo VIII con el nombre de katauta.[9]​ Dos katauta formaban un mondoo, un diálogo entre dos personajes, en el que el primer katauta es una pregunta y el segundo la respuesta a la misma.


Desde finales del siglo VIII, la forma poética más común es el tanka: se trata de una canción corta formada por dos estrofas desiguales. La primera, llamada hokku, sigue el patrón característico del katauta (y del haiku): un tercetillo 5-7-5, mientras que la segunda está formada por dos versos de 7 moras. Dado su predominio, al tanka se le conoce también como waka: es la «canción» por antonomasia.


Los tanka aparecían a menudo encadenados en una forma superior, el renga: a un tanka inicial le sucedían varias respuestas, que podían ser obra de diversos poetas. Cuando el renga tenía un tono humorístico, se le llamaba haikai renga (hai significa 'algo divertido' y kai quiere decir 'estrofa' o 'poema').


El haikai renga se consideraba una forma popular, sin demasiadas pretensiones artísticas. Fue en el siglo XVII cuando Bashō, a la vez que compone haikai renga, cultiva el hokku como una forma autónoma, dotándola de una poética nueva, influida por el budismo zen y heredera de la actitud de asombro y arrobo ante la naturaleza que aparece ya en las primeras manifestaciones de la lírica japonesa.


A estos hokku que no forman parte de una serie (renga) ni de un tanka y que tienen un elevado valor poético el poeta y crítico Shiki (1867-1902) los bautiza con el neologismo haiku, y a través de su revista literaria Hototogisu el término se populariza dentro y fuera de Japón. A partir de entonces, el haiku se consolida como una forma poética autónoma con sus propias convenciones y reglas.[10]



Características



Formales


El haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima.[11][12]


Excepcionalmente puede tener entre 16 y 23 moras, en cuyo caso se denomina hachô (haiku de metro roto). El haiku contemporáneo es más libre dentro de la brevedad, y se aproxima a la métrica de 17 moras.[13]



Contenido


El haiku describe generalmente los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones y la vida cotidiana de la gente. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con esta la eternidad.


En la base del haiku hay una percepción directa de las cosas, apegada a lo sensible y libre de conceptos abstractos. Blyth lo define como «una mera nada, pero inolvidablemente significativa».[14][15]


La piedra angular del haiku es el aware, una emoción profunda provocada por la percepción de la naturaleza. A menudo se trata de una emoción melancólica (el poeta, contagiado por el sufrimiento de los seres, siente su tristeza y de ahí nace su poesía), pero también la alegría exultante puede ser aware. Se trata de una conmoción espiritual, que es a la vez estética y sentimental.


Para que el aware sobreviva a través de las palabras, es preciso que el haijin (el poeta que escribe haiku) se elimine del proceso, se extinga. En el haiku genuino se produce una comunicación análoga a la no verbal (el haragei, arte de comunicarse sin palabras), sin confusión ni ruido.


El haiku, tal como se consolidó tras Bashô y Onitsura (siglo XVII), se concibe como un instrumento para el desarrollo espiritual, un camino de aprendizaje. Tras ellos, hay un antes y un después en el mundo del haiku.[16][17]



Jisei, el haiku de despedida de la vida


La cultura japonesa es probablemente la única del mundo en la que ha arraigado y se ha extendido la costumbre de redactar, además de la última voluntad, un poema de despedida de la vida que parece reflejar, más que ninguna otra cosa, el legado espiritual de los japoneses. Todos tienen su poema de despedida que a veces componen poco antes de morir o mucho antes de que llegue el momento, con la conciencia de que ese es su jisei.


El jisei del monje poeta Issa es:


Tarai kara tarai ni utsuru chimpunkan


De un barreño,

a otro

¡tonterías!


Chimpunkan —traducido por "tonterías"— es una palabra curiosa que viene a designar, en lenguaje coloquial, los sonidos ininteligibles de las palabras extranjeras.[18]



Haiga



Con el fin de acompañar el haiku, muchos poetas realizan una pintura, generalmente sin demasiada perfección. Matsuo Bashō fue el primer poeta en adoptar esta forma del haiku, que hoy domina en las grandes esferas de este género.



Haijin o haikista


El autor de un haikai o haiku recibe el nombre de "haijin" o haikista en español. Los haijin más importantes de la historia de Japón son
Matsuo Bashō,
Yosa Buson,
Kobayashi Issa,
Chiyo-Ni,
Masaoka Shiki,
Ueshima Onitsura,
Ritsurin Issekiro,
Arakida Moritake,
Yamasaki Sokan,
Ihara Saikaku (también llamado Ibara Saikaku),
Taneda Santôka,
Ozaki Hôsai y
Yamaguchi Seishi, entre otros.



Bashô



Basho fue un monje budista del siglo XVII, populariza el haiku, le da un aire de bella melancolía (wabi-sabi) y le dota de un sustrato zen, trascendente. Uno de sus haikus más conocidos dice así:


Kono michi ya yuku hito nashi ni aki no kure


Nadie que vaya

por este camino.

Crepúsculo de otoño.[19]



Onitsura



Onitsura también vivió en el siglo XVII y fue monje budista. Según se dice, con solo siete años de edad compuso uno de los haikus más notables:


Koi koi to iedo hotaru ga tonde yuku


«Ven, ven», le dije,

pero la luciérnaga

se fue volando.[19]



Buson



Vivió en el siglo XVIII y fue un pintor muy reconocido en su época y poeta de haiku. Se consideraba a sí mismo discípulo de Bashô, aunque no lo conoció. Su mirada se posa en los momentos en que aparentemente «no pasa nada», desafiando la vanidad humana. La obra de Buson, cuidada y de buen gusto, parte de lo mejor de sus antecesores, y esa distancia le proporciona una tranquilidad creativa con la que no contaron los haijin que le precedieron. Hay quien lo considera más logrado que Bashô. Un haiku representativo de su obra es el siguiente:


Mijika-yo ya ashi-ma nagaruru kani no awa


Noche corta de verano:

entre los juncos, fluyendo,

la espuma de los cangrejos.[19]



Issa



Vivió entre los siglos XVIII y XIX. Fue un monje budista y tuvo una vida personal muy trágica y triste. Issa es un corazón humano que se proyecta en lo que escribe, lo que le hace muy popular en Occidente. Muchos lo comparan con Francisco de Asís por su amor hacia los animales, que se aprecia en haikus como este:


Kuchi akete oya matsu tori ya aki no ame


Abriendo los picos,

los pajaritos esperan a su madre:

la lluvia de otoño.[19]



Masaoka Shiki



Vivió en el siglo XIX. Saca el haiku del estancamiento en que había caído y toma como modelo a Buson, a su juicio mejor que Bashô. Shiki quiere retomar el camino de la belleza del haiku de Buson, depurándolo de todo misticismo o religiosidad. Es un agnóstico que consagra su vida a un modelo ideal de poesía. Sus consejos a los seguidores de su escuela fueron un alegato de libertad poética frente a las normas y la tradición.[20]


Nureashi de suzume no ariku rôka kana


Andando con sus patitas mojadas,

el gorrión

por la terraza de madera.[19]



Taneda Santôka


Autor que escribe ya en el siglo XX. Es el heredero de una larga tradición poética y espiritual. Transforma sus vivencias más duras en oportunidades de crecimiento personal, de liberación. Dada su difícil y heterodoxa vida, el profesor Jaime Lorente considera que "Santôka, con permiso de Issa, es el poeta maldito de Japón"[21]​.


Akikaze no ishi o hirou.


Con viento de otoño

recojo una piedra.[19]



Mujeres haijines


A principios del siglo XVIII varias poetisas aprendieron haiku de Bashoo o sus discípulos, entre las que destacan algunos nombres como Den Sute-jo, Sonome, Shushiki, Sono-jo, Shoofuu-ni, Chigetsu, Sute-jo, Sono-jo,y sobre todo Chiyo-Ni.[22]



  • Chiyo-Ni (1701-1775), religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda a temprana edad. Quizás la más conocida, tuvo dos maestros discípulos de Bashoo, Shikoo y Rogemboo. «Sus versos están llenos de subjetividad y han sido muy controvertidos en el sentido de que se conformen o no al patrón del haiku».[23]​ No obstante posee haikus clásicos que se adaptan al canon exigido.

Koborete wa kaze hiroi-yuku chidori kana


De la bandada de los mil pájaros,

uno va perdiendo fuerzas

y el viento lo recoge.[19]


Este haiku según D. T. Suzuki es un ejemplo de cómo la meditación ayudó a Chiyo a abrir su inconsciente, y por primera vez Chiyo sintió el haiku como una expresión de un sentimiento interior, pero desprovisto del sentido del ego.[24]


Hototogisu hototogisu tote akenikeri


Diciendo «cuco» «cuco»

durante toda la noche

¡al fin la aurora!


Este es uno de sus haikus más famosos, nacido del sentimiento de pérdida por la muerte de su hijo pequeño.[25]


Tombo tsuri kyoo wa doko made itta yara


El cazador de libélulas,

¿hasta qué región

se me habrá ido hoy?


Escribió su haiku Jisei poco antes de morir:








Seisui suzushi hotaru no saete nanimo nashi[26]

el agua se cristaliza

las luciérnagas se apagan

nada existe






  • Nakamura Teijo (siglo XX) Fundó la revista Kazahama. Es la poeta tradicionalista, respetuosa del kigo y “saijikis”.


La flor de loto

Sus hojas y las marchitas

Flotando en el agua



  • Hoshino Tatsuko (siglo XX) Fundó una revista de haiku exclusiva para mujeres y colaboró en la prestigiosa Hototogisu.


Blancos los rostros

Que observan

El arco iris.



  • Kakimoto Tae (siglo XX) Hija de sacerdote budista.


Un ruido

Cavan una fosa

Detrás de las camelias



  • Suzuki Masajo (siglo XX) Una mujer que regentó un bar en Ginza, forzada a casarse con el marido viudo de su hermana, adúltera confesa, que se negó a que el haiku no pudiese hablar de amor o de sexo, estignatizada en los ambientes más puristas del haiku. Cuando Masajo escribe haikus más tradicionales logra muchas veces una gran belleza:[27]

Onna hitori mezamete nozoku hotaru kago


Una mujer sola.

Se despierta y mira

la caja de las luciérnagas



  • Kamegaya Chie (siglo XX) Emigrante en Canadá, perteneciente a esa parte de la cultura nipona que existe fuera y al margen de su sociedad, con su haiku fuertemente contagiado de la modernidad poética occidental y su expresivo patetismo, cuya obra es desconocida en su propio país.[28]

Oi ware no shinkei nibuku gan to shiru


Tan vieja estoy…

Ni me inmuté al saber

que tengo cáncer



  • Nisiguchi Sachiko (siglo XX) Una anciana que aún vive y que ha pasado toda su vida en una aldea de cuarenta casas en el corazón de Shikoku, cultivando su huerto, cultivando su haiku seco y difícil, Japón en estado puro: ausencia total de pretensión, "una de tantas malas hierbas del haiku en Japón", según sus propias palabras.[28]

Hitosuji no tsurô nokoshite bancha hosu


Entre las hojas de té

puestas a secar,

solo un sendero.



El haiku en la literatura occidental


El haiku fue muy utilizado por el budismo zen para transmitir sus preceptos, pero su influencia llegó al mundo occidental y marcó a famosos poetas del siglo XX, particularmente a través de Eiji Yoshikawa, marcando una vía de influencia de la literatura japonesa en Occidente.


Entre los poetas occidentales que han cultivado el género se encuentra Antonio Machado, los estadounidenses Ezra Pound o Jack Kerouac,[29]​ el irlandés Seamus Heaney y el británico W. H. Auden. Más recientemente, es conocida la afición del presidente europeo Herman Van Rompuy, a escribir haikus.[a]



El haiku en la literatura hispana



En Argentina


En Argentina cultivaron ocasionalmente el haiku Jorge Luis Borges, Javier Adúriz y Álvaro Yunque. Otros autores argentinos más recientes, como Carlos Martian (Tañido de Haikus, 207 haikus argentinos, 2006 y Tangar, Haiku en Lunfardo, 2015), Rafael Roldán Auzqui (Haikus a flor de voz, 1997). Omar Lagraña (Concorhaikus, 2018), mantienen el interés por el género.



En Colombia


En Colombia, el haiku se desarrolló en el campo de la música, destaca la composición Koi no uta: tres haikus para voz cantada y cordófono pulsado (2002) por Johann Hasler, basada en haikus japoneses del siglo X. El trompetista de jazz Don Ellis editó un disco titulado Haiku (MPS, 1973), basado en diversos haikus tradicionales. También se puede reseñar el aporte del escritor Umberto Senegal (Quindío) al desarrollo, la divulgación y la apropiación de esta forma poética foránea en las letras colombianas. Una de sus seguidoras, Laura Victoria Gallego, escribió un libro en la mejor tradición de Basho. Así mismo Senegal acuñó el término "Haikuento", narración breve de máximo 10 palabras para el desarrollo de una historia de minificción.



En Chile


En Chile Álvaro Patricio Robles (o Álvaro Rovles) desarrolló los "Neohaikus" o "Nanopoemas", textos poéticos breves, incluidos en la antología "TÓTEM" publicada en 2012.[30]



En Ecuador


Jorge Carrera Andrade usó en Microgramas (1940) la fauna, flora y folclore ecuatoriano, por lo cual su poesía fue denominada como indofuturista por la poeta chilena Gabriela Mistral: "Tres versos para aprehender con intensidad poética las cosas admirables y sencillas. El cosmos americano que regurgita ínfimo y a la vez inmenso para hacerse eterno". Carrera Andrade utiliza el haiku para, a base de metáforas, elucubrar una especie de aforismos filosóficos, universales referidos a la naturaleza y al cosmos, partiendo supuestamente del modelo de Basho.[31]



En España


En España se interesaron por el género los más importantes poetas del siglo XX. Antonio Machado es quien lo introduce en lengua española al iniciarse el siglo, produciendo una simbiosis entre la forma japonesa y las modalidades tradicionales de la poesía española, en un proceso que comienza en Soledades y culmina penetrantemente para el género en Nuevas canciones. Ha sido un género importante en la construcción poética de Juan Ramón Jiménez, Juan José Domenchina, Jorge Guillén, Federico García Lorca y Emilio Prados, y sólo accidentalmente en el caso de Luis Cernuda, y el malogrado Jacobo Sureda. Por otra parte, fue muy relevante para la formulación de la "greguería" de Ramón Gómez de la Serna. En lengua catalana, Joan Alcover; y posteriormente lo ha cultivado con especial distinción, también en catalán Salvador Espriu.[32]


Durante la segunda mitad del siglo es posible afirmar que el género japonés se integró plenamente en los usos poéticos de la lengua española. Es extensísima la nómina de autores que con la más diversa fortuna, y con una u otra dedicación, lo han cultivado. Entre ellos, Eulogio Díaz del Corral,[33]​ Francisco Herrera de la Torre, Francisco Acuyo, Jesús Munárriz, Fernando Menéndez, Felipe Benítez Reyes, Beatriz Villacañas, Susana Benet, Xoán Abeleira Elías Rovira, Luis Carril, Frutos Soriano, María Victoria Porras, Félix Arce, Isabel Pose, Mercedes Pérez, Manuel Díez Orzas, Jaime Lorente, Ruth Rodríguez, Agar Rodríguez y muchísimos otros.


No hay que olvidar la creación de la web "Rincón de haikus" por Luis Corrales, la publicación de antologías nacionales como "Un viejo estanque" de Frutos Soriano y Susana Benet, o la creación de revistas como Hojas en la Acera y asociaciones: AGHA (Asociación de la Gente del Haiku de Albacete), que ha organizado diversos Encuentros Nacionales de Haiku (Ayna, Lagunas de Ruidera, Salobre, el último de ellos en 2017 organizado por haikunversaciones en Navarra. La Universidad de Castilla-La Mancha también convoca un certamen anual de haiku, cuyo fallo se conoce en el mes de abril.


En el año 2010, bajo la tutela del profesor Vicente Haya, Félix Arce, Mercedes Pérez y Manuel Díez Orzas, fundaron la Escuela de Haiku Makoto cuyo funcionamiento es a través de internet y está dedicada al haiku en castellano con claros fundamentos en el haiku japonés y sus orígenes.


Por su parte, el profesor Jaime Lorente fue pionero al crear una Escuela de Haikus en un centro educativo. Fue en Toledo (en el año 2014 y se mantiene en la actualidad)[34]​.



En México


En México destaca José Juan Tablada con sus obras (Al sol y bajo la luna, 1918, y Un día… poemas sintéticos, 1919). Fue el primer poeta de lengua española en componer un libro íntegro del género, integrando motivos japoneses con modernistas y americanos.[35]


También es indispensable nombrar la figura del premio Nobel de literatura Octavio Paz, quien introdujo plenamente el haiku a la literatura en español al traducir Sendas de Oku, obra de Matsuo Basho, publicada en 1957 en México, que fue la primera traducción realizada a un idioma occidental.


Otros poetas representativos del haiku mexicano son: Efrén Rebolledo, Rafael Lozano, José Rubén Romero, Francisco Monterde o José María González de Mendoza, Pío Sotomayor.



En Perú


Perú fue en Latinoamérica el país con mayor población de inmigrantes japoneses,[36]​ por ello el haiku en la poesía peruana tuvo una presencia importante en la obra de poetas como Alberto Guillén, Javier Sologuren, Alfonso Cisneros Cox, Carlos Zúñiga Segura, José Watanabe, José Luis Mejía, Santiago Risso, Antonio de Saavedra.



En Uruguay


El representante más reconocido es Mario Benedetti, que publicó en 1999 una obra dedicada al género, Rincón de haikus.



Véase también


  • El jaiku en España


Notas




  1. También hay referencias anecdóticas como la de la novela Solo se vive dos veces, de Ian Fleming, donde James Bond escribe un haiku por encargo de Tiger Tanaka, que en rigor no es en absoluto un haiku, da nombre a la novela.



Referencias




  1. ab Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014). «haiku». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultado el 8 de septiembre de 2016. 


  2. Según el niponólogo Vicente Haya, "menos de un 50% del haiku clásico puede encuadrarse en el esquema -5,7-5-", véase Vicente Haya, Aware., Barcelona, Kairós, 2013, págs.23 y 24) . También resulta de interés el capítulo “Haikus con metro distinto al 5-7-5” de su libro Haiku-dô. El haiku como camino espiritual –también en Kairós- págs. 204 y ss. La cita en: Jaime Lorente, Shasei. Introducción al haiku, Toledo, Lastura y Juglar, 2018, p.32


  3. "Frente al dogmatismo del patrón métrico impuesto ha de abrirse cierta flexibilidad en la distribución de sílabas. Así, tiene cabida el metro “5-7-5”, pero también “7-5-5”, “5-5-7”, “6-6-5”, “6-5-6”... Cfr.- Jaime Lorente, Shasei. Introducción al haiku, Lastura y Juglar, Toledo, 2018, p.32.


  4. Haya: Haiku: la vía de los sentidos (pág. 29).


  5. Cf. P. Aullón de Haro, El Jaiku en España, Madrid, Playor, 1985 (2ª ed. Madrid, Hiperión, 2002); Antonio Cabezas García, Jaikus inmortales, ed. bilingüe, selección y traducción, Madrid, Hiperión, 1997.


  6. Axioma que nace de un supuesto, en este caso citado por Haya y que puede encontrarse en muchos otros teóricos del haikú.


  7. Cfr.- R.H.Blyth, Haiku. Eastern Culture, vol.1, Tokyo, The hokuseido press, 1992-fifth printing-, p.5.y Fernando Rodríguez-Izquierdo, El haiku japonés: historia y traducción, Madrid, Hiperión, 1993 (primera edición de 1972).


  8. Por un lado, Blyth y Fernando Rodríguez-Izquierdo afirman que el haiku es "religious poetry", "satori", es decir, iluminación del budismo zen (R.H.Blyth, Haiku. Eastern Culture, vol.1, Tokyo, The hokuseido press, 1992-fifth printing-, p.5. ).


  9. El tercer verso de un katauta podía tener cinco o siete moras; solo la primera variante coincide, pues, con el haiku.


  10. Rodríguez Izquierdo 1999, capítulo 2, sección «Origen del haiku en su pauta formal».


  11. Como observa Agustín García Calvo en su Tratado de rítmica y prosodia y de métrica y versificación (Zamora: Lucina, 2006, ISBN 978-84-85708-71-0, pp. 1211-1221), la última sílaba de cada verso lleva una marca rítmica, por lo que una transcripción fiel del esquema al castellano, en la que se realice dicha marca con acento de palabra, produciría un esquema de 6, 8 y 6 sílabas, no de 5, 7 y 5.


  12. Haya anota que se ha definido al haiku como una poesía de brevedad límite; solo diecisiete sílabas japonesas (ji-on). Aunque no tiene por qué dividirse en tres versos de 5-7-5 (admitiéndose igual 7-5-5, 6-6-5, o cualquier otra fórmula...), el tópico y la tradición nos van a fijar el metro en ese 5-7-5. Prólogo a Hôsai, Santôka y Seishi 2008 (pág. 10).


  13. Añade Haya que hay poetas de haiku que prescinden completamente del metro de diecisiete sílabas y escriben poemas sin metro alguno que pueden sin embargo ser considerados haiku. Prólogo a Hôsai, Santôka y Seishi 2008 (pág. 10).


  14. A mere nothing, but unforgettably significant por R. H. Blyth, Haiku. Volume 2. Spring, 1976 p. 150.)


  15. En una estrevista, Haya explica que "la palabra humana que se transforma en haiku es la expresión de un silencio profundo y ancestral que es previo y posterior a nuestra existencia como criaturas."«Vicente Haya: nipólogo y estudioso del haiku».Agenda Viva (revista digital), invierno 2008. Consultada el 30 de abril de 2012.


  16. Para Rodríguez Izquierdo "Bashoo trató de iniciar a sus alumnos en su poesía, pero con una aspiración superior a la meramente literaria. De hecho, es poco probable que Bashoo se preocupara por la literatura como tal. Su intento trasciende este ámbito, y se dirige a enseñar el haiku como un camino de vida. Es típica esta concepción japonesa de las artes como caminos de ascesis espiritual." Rodríguez Izquierdo: El haiku japonés, capítulo «Bashô y sus discípulos. El camino del haiku» (pág. 72). Madrid: Hiperión.


  17. Sobre Basho y sus discípulos, Haya y Yamada anotan que el haiku japonés es una vía espiritual («dô»), un modo del entrenamiento del yo, un proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento,de extinción de la vanidad... y hasta del yo. Los maestros de haiku enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica de la realidad". Haya Segovia y Yamada, 2007: pág. 10 y contraportada.


  18. Hoffmann, Y. (2000). Poemas japoneses a la muerte (escritos por monjes zen y poetas de haiku en el umbral de la muerte). 318 pp. Barcelona: DVD Poesía.


  19. abcdefg Traducido por Vicente Haya


  20. Algunas de sus normas fueron:

    Sé natural. Lee a los antiguos, en ellos encontrarás buenos y malos haikus. Los haikus sobre lugares comunes pueden estar distorsionados y deformados. Escribe para tu agrado personal. Recuerda la perspectiva: lo grande puede ser pequeño si está lejos y lo pequeño puede ser grande si está cerca. Los haikus se ocupan de asuntos naturales, no humanos. Los haikus no tienen por qué ser proposiciones lógicas y la razón no ha de aflorar a la superficie. Mantén las palabras tensas, sin añadir nada inútil. Usa con preferencia las composiciones basadas en la realidad. Lee todo lo que hay escrito sobre haiku y medita sobre sus aciertos y sus errores. Ten tu propio estilo. Conoce el arte en general.


    Masaoka Shiki




  21. Jaime Lorente, Shasei. Introducción al haiku, op.cit. p.96


  22. La mujer en el haiku japonés


  23. Antología de Rodríguez Izquierdo, pág. 85 La poesía femenina.


  24. Daisetsu Teitaro Suzuki, en su libro El zen y la cultura japonesa (Editorial Paidós Orientalia), en el capítulo «El zen y el haiku», pág. 151


  25. Rodríguez Izquierdo: El haiku japonés. Madrid: Hiperión, pág. 307.


  26. «千代尼 CHIYONI (1703-1775)». Consultado el 22 de agosto de 2016. 


  27. 70 Haikus y Senryûs de mujer Ed. Hiperión. Suzuki Masajo. Kamegaya Chie. Nishiguchi Sachiko. (trad. V. Haya y Yurie Fujisawa).


  28. ab 70 Haikus y Senryûs de mujer.


  29. «Reseña del Libro de jaikus de Jack Kerouac», artículo de A. Sáenz de Zaitegui en la revista El Cultural, del 8 de noviembre de 2007, consultado el 4 de febrero de 2012.


  30. TOTEM


  31. Mariposa
    Eres un niño fajado.
    Y cuando pliegas las alas
    folleto vivo del campo.
    Guacamayo
    El trópico le remienda
    con candelas y oros su manto
    hecho de todas las banderas.



  32. Véase, sobre todo, P. Aullón de Haro, El jaiku en España, Madrid, Playor, 1984 (ed. ampliada, Madrid, Hiperión, 2002).


  33. Haikai / Haiku a Mallorca (Poesia mallorquina)


  34. http://www.latribunadetoledo.es/noticia/Z75A7F450-B5F4-4FCD-6F26E6A66092FD8D/20140602/profesor/colegio/mayol/propone/crear/escuela/haikus


  35. Hurtado, David Vásquez. Los animales en los haikus de José Juan Tablada: Taxonomía de una fauna interior (en inglés). Consultado el 13 de mayo de 2017. 


  36. Asociación Peruano Japonesa.



Bibliografía



Traducciones del japonés



  • Bashō, Matsuo: Haiku de las cuatro estaciones (traducido por Francisco F. Villalba). Miraguano, 1986. ISBN 978-84-85639-33-5.

  • Bashō, Matsuo: Senda hacia tierras hondas (Senda de Oku). (Traducción de Antonio Cabezas). Hiperión, 1998. ISBN 978-84-7517-390-0.

  • Bashō, Matsuo: De camino a Oku y otros diarios de viaje (traducido por Jesús Aguado). DVD Ediciones, 2011. ISBN 978-84-92975-12-9.

  • Buson, Yosa: Selección de jaikus. (Traducido por Justino Rodríguez, Kimi Nishio y Seiko Ota). Hiperión, 2010. ISBN 978-84-7517-326-9.

  • Hoosai, Ozaki, Muevo mi sombra (Haikus escogidos). (Traducción y prólogo de Teresa Herrero. Con 20 calikanjigramas y un postfacio de Noni Lazaga. Ed. bilingüe). Madrid, Hiperión, 2018. ISBN 978-84-9002-132-3.

  • Kobayashi, Issa: Cincuenta haikus. (Traducción de Ricardo de la Fuente y Shinjiro Hirosaki). Hiperión, 1986. ISBN 978-84-7517-514-0.

  • Onitsura, Ueshima: Palabras de luz (Tomoshibi no Kotoba). 90 haikus (traducido por Yoshihiko Uchida, Vicente Haya y Akiko Yamada). Miraguano Ediciones, 2009. ISBN 978-84-7813-345-1.

  • Ozaki Hôsai, Taneda Santôka y Yamaguchi Seishi: Tres monjes budistas (110 haikus), traducido por Vicente Haya. CEDMA, 2008. ISBN 978-84-7786-806-5.

  • Ryookan, Los 99 jaikus. (Traducción, presentación y notas de Teresa Herrero y Jesús Munárriz. Ed bilingüe). ISBN 978-84-7517-884-4.

  • Ryookan-Teishin, El rocío del loto (Hachisu no tsuyu). Diálogo poético. (Versión española de Teresa Herrero y Jesús Munárriz. Ed. bilingüe). ISBN 978-84-7517-946-9.

  • Santôka, Taneda: Saborear el agua. Cien haikus de un monje zen (traducido por Vicente Haya e Hiroko Tsuji). Madrid: Hiperión, 2004. ISBN 978-84-7517-804-2.

  • Santôka, Teneda: El monje desnudo. 100 haikus (traducido por Vicente Haya Segovia). Miraguano, 2005. ISBN 84-7813-298-8.

  • Shiki, Masaoka: Cien jaikus. (Traducción de Justino Rodríguez). Hiperión, 1996. ISBN: 978-84-7517-464-8.

  • Suzuki Masajo, Kamegaya Chie y Nishiguchi Sachiko: 70 haikus y senryûs de mujer (traducido por Vicente Haya y Yurie Fujisawa). Ediciones Hiperión, 2011. ISBN 978-84-7517-973-5.

  • Teiichi, Kawaguchi: Los haiku del Maestro (traducido por Ángel Ferrer). Shinden Ediciones, 2006. ISBN 978-84-933469-6-6.



Estudios




  • Aullón de Haro, Pedro: El jaiku en España, Madrid, Playor, 1984; 2ª ed. revisada, Hiperión, 2002. ISBN 978-84-7517-742-7.

  • Blyth, R.H.: Haiku (4 vols), Tokyo, Hokuseido press, 1949 y ss. ISBN 4-590-00571-9

  • Cabezas, Antonio, La literatura japonesa, Madrid, Hiperión, 1990.

  • Haya Segovia, Vicente, Aware, Barcelona, Kairós, 2013. ISBN 978-84-9988-245-1

  • Haya Segovia, Vicente, y Akiko Yamada: Haiku-dô. El haiku como camino espiritual. Kairós, 2007. ISBN 978-84-7245-660-0.

  • Lorente, Jaime. Shasei.Introducción al haiku, Toledo, Lastura y Juglar, Colección "Punto de Mira", 2018. ISBN 978-84-948512-9-2

  • Prieto, José M. Haiku a la hora en punto. Vitruvio, Madrid, 2007. ISBN 978-84-96830-05-9. Ensayo previo de 50 páginas. Perspectiva internacional del haiku a lo largo del siglo XX.

  • Rodríguez Izquierdo, Fernando: El haiku japonés: historia y traducción. Hiperión, 1999. ISBN 978-84-7517-402-0.

  • Silva, Alberto: El libro del haiku. Visor, 2008. ISBN 978-84-7522-680-4.



Antologías



  • Bermejo, José María (traductor y recopilador): Instantes. Nueva antología del haiku japonés, Madrid, Hiperión, 2009. ISBN 978-84-7517-928-5.

  • Cabezas, Antonio, Jaikus inmortales, ed. bilingüe, selección y traducción, Madrid, Hiperión, 1997. ISBN 978-84-7517-109-8.

  • De la Fuente, Ricardo y Yutaka Kawamoto: Haijin. Antología del haiku, Madrid, Hiperión, 1992. ISBN 978-84-7517-351-1.


  • Haiku de las estaciones. Selección y traducción: Alberto Manzano. Madrid, Hiperión, 2016. ISBN 978-84-9002-067-8.

  • Haya Segovia, Vicente (traductor y recopilador): Haiku Tsumami-Gokoro. 150 haikus inmortales. Shinden Ediciones, 2008. ISBN 978-84-96894-14-3

  • Benet, Susana y Soriano, Frutos (recopiladores): "Un viejo estanque" Antología de Haiku contemporáneo en español. Ediciones La Veleta, 2013. ISBN 978-84-9045-110-6

  • Ota, Seiko y Gallego, Elena: Kigo. La palabra de estación en el haiku japonés. Antologí bilingüe. Madrid, Hiperión, 2013. ISBN 9788490020180

  • Ota, Seiko y Gallego, Elena: Haikus contracorriente, Madrid, Hiperión, 2018. ISBN 978-84-9002-116-3.

  • Ota, Seiko y Gallego, Elena: Haikus en el corredor de la muerte, Madrid, Hiperión, 2014. ISBN 9788490020289

  • Ota, Seiko y Gallego, Elena: Haikus de amor, Madrid, Hiperión, 2015. ISBN 9788490020586

  • Ota, Seiko y Gallego, Elena: Haikus de guerra, Madrid, Hiperión, 2016. ISBN 9788490020821

  • Arce,Félix, Pérez, Mercedes y Díez Orzas, Manuel: Sin otra luz, Madrid, LápizCero, 2013. ISBN 9788492830701



Enlaces externos



  • (10 de junio de 2012). «Haiku o el arte de la poesía mínima». Diario ABC. Consultado el 24 de mayo de 2016. «El Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón convoca un concurso de este tipo de poesía, en inglés y abierto a la participación europea». 



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