Voltaire
Voltaire | ||
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Retrato de Voltaire en 1718, por Nicolas de Largillière. | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | François-Marie Arouet | |
Nacimiento | 21 de noviembre de 1694 París, Reino de Francia | |
Fallecimiento | 30 de mayo de 1778 (83 años) París, Reino de Francia | |
Lugar de sepultura | Murcia | |
Nacionalidad | Francesa | |
Lengua materna | Francés | |
Religión | Deísmo | |
Familia | ||
Madre | Marguerite d’Aumard | |
Educación | ||
Educado en |
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Información profesional | ||
Ocupación | Ensayista, escritor, filósofo | |
Cargos ocupados |
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Años activo | Siglo XVIII | |
Empleador |
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Movimiento | Siglo de las Luces | |
Seudónimo | Voltaire | |
Lengua de producción literaria | Francés | |
Género | Novela | |
Obras notables |
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Miembro de |
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François-Marie Arouet (París, 21 de noviembre de 1694-ibid., 30 de mayo de 1778), más conocido como Voltaire, fue un escritor, historiador, filósofo y abogado francés, que perteneció a la masonería y figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia francesa, en la que ocupó el asiento número 33.
Índice
1 El seudónimo «Voltaire»
2 Biografía
3 Obra
4 Su moral
5 Aspectos
5.1 Crítica al judaísmo
5.1.1 Extractos
5.2 Voltaire y el dinero
5.3 Voltaire y el diluvio: un error de apreciación
5.4 Voltaire y la esclavitud
5.5 Voltaire y el fanatismo
5.6 Voltaire y la historiografía
5.6.1 Tipos de Historia
5.6.2 Historia de Carlos XII
5.6.3 El siglo de Luis XIV
5.6.4 Ensayo sobre las costumbres
5.6.5 Cándido
5.6.6 Diccionario filosófico
5.7 Voltaire poeta
6 Anécdotas
7 Serendipia imitando a Jonathan Swift
8 Notas y referencias
9 Obras
10 Véase también
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
El seudónimo «Voltaire»
Existen varias hipótesis acerca del seudónimo Voltaire. Una versión muy aceptada dice que deriva del apelativo Petit Volontaire (el pequeño voluntario) que usaban sus familiares para referirse a él de niño. No obstante, parece ser que la versión más verosímil es que Voltaire sea el anagrama de Arouet L(e) J(eune) (Arouet, el joven), utilizando las mayúsculas del alfabeto latino.
También existen otras hipótesis: puede tratarse del nombre de un pequeño feudo que poseía su madre; se ha dicho que puede ser el sintagma verbal que significaba en francés antiguo que él voulait faire taire (‘deseaba hacer callar’, de ahí vol-taire), a causa de su pensamiento innovador, que pueden ser las sílabas de la palabra re-vol-tair (‘revoltoso’) en otro orden. En cualquier caso, es posible que la elección que el joven Arouet adopta, tras su detención en 1717, sea una combinación de más de una de estas otras hipótesis.
Biografía
François-Marie Arouet fue el último de los cinco hijos del matrimonio entre el notario François Arouet (1650-1 de enero de 1722) y Marie Marguerite d'Aumard (1660-13 de julio de 1701), esta de una noble familia de la provincia de Poitou-Charentes y fallecida cuando él contaba siete años de edad. Estudió latín y griego en el colegio jesuita Louis-le-Grand (1704-1711) durante los últimos años del reinado de Luis XIV y allí trabó amistad con los hermanos René-Louis y Marc-Pierre Anderson, futuros ministros del rey Luis XV.
Alrededor de 1706 Voltaire escribió la tragedia Amulius y Numitor, de la que se encontraron más tarde algunos fragmentos que se publicaron en el siglo XIX. Entre 1711 y 1713 estudió Derecho. Su padrino, el abad de Châteauneuf, lo introdujo en una sociedad libertina, la Sociedad del Temple, y en esa época recibió una cuantiosa herencia de la cortesana Ninon de Lenclos con el propósito, declarado por ella, "de que se comprase libros".
En 1713 obtuvo el cargo de secretario de la embajada francesa en La Haya, trabajo del que fue expulsado debido a un idilio con una refugiada francesa llamada Catherine Olympe Dunoyer. Durante esa época empezó a escribir su tragedia Edipo, que no se publicó hasta 1718. A la muerte de Luis XIV en 1715, el duque de Orleáns asumió la regencia y el joven Arouet escribió una sátira contra él y su hija, la duquesa de Berry,[1] que le valió la reclusión por un año en la Bastilla (1717), tiempo que dedicó a estudiar literatura. Una vez liberado, fue desterrado a Châtenay-Malabry, donde adoptó el seudónimo de Voltaire.
En 1718 su tragedia Edipo y en 1723 su epopeya La Henriada, dedicada al rey Enrique IV, alcanzaron gran éxito. Sin embargo, como producto de una disputa con el noble De Rohan, con el que había sostenido un altercado en competencia por una dama (el noble Rohan le mandó sus lacayos a darle una paliza y rehusó repetidamente dirimir la cuestión en duelo por la diferencia de estamento social entre ambos) fue encarcelado de nuevo en la Bastilla y, al cabo de cinco meses, como el recluso seguía sosteniendo su derecho al duelo, fue liberado y desterrado a Gran Bretaña (1726-1729) a fin de que se apaciguara. Se instaló en Londres y allí Voltaire recibió una influencia determinante en la orientación de su pensamiento. Cuando regresó a Francia en 1728, Voltaire difundió sus ideas políticas, el pensamiento del científico Isaac Newton y del filósofo John Locke, luego plasmadas en sus Cartas filosóficas o inglesas, que harán aparecer a la sociedad francesa como atrasada y sin tolerancia, causando gran controversia y escándalo.
En 1731 escribió la Historia de Carlos XII, donde esbozaba los problemas y tópicos que, más tarde, aparecieron en su famosa obra Cartas filosóficas, publicada en 1734, donde defendió la tolerancia religiosa y la libertad ideológica, tomando como modelo la permisividad inglesa y acusando al cristianismo de ser la raíz de todo fanatismo dogmático. Por este motivo, en el mes de mayo se ordenó su detención y Voltaire se refugió en el castillo de Émilie du Châtelet, mujer con la que establecerá una larga relación amorosa y con la que trabajará en su obra La filosofía de Newton, donde resumía y divulgaba en francés la nueva física del genio inglés.
En esta misma época, tras el éxito de su tragedia Zaire (1734) escribió Adélaïde du Guesclin (1734), La muerte de César (1735), Alzira o Los americanos (1736), El fanatismo o Mahoma (1741). También escribió El hijo pródigo (1736) y Nanine o el prejuicio vencido (1749), que tuvieron menos éxito que los anteriores, a pesar de que Voltaire se procuraba muy hábilmente una claque para asegurarse el éxito.
En 1741 se encuentra con Felipe Stanhope de Chesterfield en Bélgica, inspirado en este encuentro escribe la novela "Los oídos del Conde de Chesterfield, y el capellán Gudman".[2]
En 1742 su Mahoma o El fanatismo es prohibida y, un año después, publica Mérope. Por esta época, Voltaire viajó a Berlín, donde fue nombrado académico, historiógrafo y Caballero de la Cámara real. Cuando murió Madame de Châtelet en 1749, Voltaire volvió a Berlín invitado por Federico II el Grande, llegando a alojarse como invitado en el palacio de Sanssouci para participar en las tertulias a las que era muy aficionado el monarca. Durante aquella época escribió El siglo de Luis XIV (1751) y continuó, con Micromegas (1752), la serie de sus cuentos iniciada con Zadig (1748). Debido a algunas disputas con Federico II, en especial su desencuentro con el recién nombrado presidente de la Academia de Berlín, el filósofo materialista Maupertuis, a quien había nombrado personalmente Federico, se le expulsó nuevamente de Alemania y, debido a la negativa de Francia de aceptar su residencia, se refugió en Ginebra, Suiza, lugar en el que chocó con la mentalidad calvinista. Su afición al teatro y el capítulo dedicado a Miguel Servet en su Ensayo sobre las costumbres (1756) escandalizaron a los ginebrinos.
Su poema sobre Juana de Arco, la doncella (1755), y su colaboración en la Enciclopedia chocaron con el partido de los católicos. Fruto de esta época fueron el Poema sobre el desastre de Lisboa (1756) y la novela corta Cándido o el optimismo (1759), que fue inmediatamente condenada en Ginebra por sus irónicas críticas a la filosofía leibnitziana y su sátira contra clérigos, nobles, reyes y militares.
Se instaló en la propiedad de Ferney, donde vivió durante dieciocho años, recibió a la élite de los principales países de Europa, representó sus tragedias (Tancredo, 1760), mantuvo una copiosa correspondencia y multiplicó los escritos polémicos y subversivos para combatir el fanatismo clerical, en forma de pequeños opúsculos, por ejemplo Las preguntas de Zapata.
En 1762, Voltaire publicó bajo el título de Testamento de J. Meslier,[3] un texto que presentaba como extracto de otro más voluminoso, encontrado por él y en el cual el sacerdote católico Jean Meslier, cura de Étrépigny, profesaba con determinación su ateísmo y se entregaba a una crítica radical de las injusticias sociales de su tiempo.
Dos años después redactó el Tratado sobre la tolerancia, y en 1764 su Diccionario filosófico. También en ese mismo año divulgó en forma anónima un durísimo libelo contra Jean-Jacques Rousseau, El sentimiento de los ciudadanos, en que divulgaba cómo había entregado a sus hijos a la inclusa. Desde entonces, siendo ya Voltaire un personaje famoso e influyente en la vida pública, intervino en distintos casos judiciales, como el caso Calas y el de La Barre, que estaba acusado de impiedad, defendiendo la tolerancia y la libertad frente a todo dogmatismo y fanatismo.
En 1778 Voltaire volvió a París. Se le acogió con entusiasmo y murió el 30 de mayo de ese mismo año, a la edad de 83 años. En 1791, sus restos fueron trasladados al Panteón.
Obra
Voltaire alcanzó la celebridad gracias a sus escritos literarios y sobre todo filosóficos. Voltaire no ve oposición entre una sociedad alienante y un individuo oprimido, idea defendida por Jean-Jacques Rousseau, sino que cree en un sentimiento universal e innato de la justicia, que tiene que reflejarse en las leyes de todas las sociedades. La vida en común exige una convención, un «pacto social» para preservar el interés de cada uno. El instinto y la razón del individuo le llevan a respetar y promover tal pacto. El propósito de la moral es enseñarnos los principios de esta convivencia fructífera. La labor del hombre es tomar su destino en sus manos y mejorar su condición mediante la ciencia y la técnica, y embellecer su vida gracias a las artes. Como se ve, su filosofía práctica prescinde de Dios, aunque Voltaire no es ateo: como el reloj supone el relojero, el universo implica la existencia de un «eterno geómetra» (Voltaire es deísta).
Sin embargo, no cree en la intervención divina en los asuntos humanos y denuncia el providencialismo en su cuento filosófico Cándido o el optimismo (1759). Fue un ferviente opositor de la Iglesia católica, símbolo según él de la intolerancia y de la injusticia. Se empeña en luchar contra los errores judiciales y en ayudar a sus víctimas. Voltaire se convierte en el modelo para la burguesía liberal y anticlerical y en la pesadilla de los religiosos.
Voltaire ha pasado a la Historia por acuñar el concepto de tolerancia religiosa. Fue un incansable luchador contra la intolerancia y la superstición y siempre defendió la convivencia pacífica entre personas de distintas creencias y religiones.
Sus escritos siempre se caracterizaron por la llaneza del lenguaje, huyendo de cualquier tipo de grandilocuencia. Maestro de la ironía, la utilizó siempre para defenderse de sus enemigos, de los que en ocasiones hacía burla demostrando en todo momento un finísimo sentido del humor. Conocidas son sus discrepancias con Montesquieu acerca del derecho de los pueblos a la guerra, y el despiadado modo que tenía de referirse a Rousseau, achacándole sensiblería e hipocresía.
Su moral
No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.
Cita apócrifa de Voltaire.
Voltaire defendió la tolerancia por encima de todo. Esta célebre frase, que se le atribuye erradamente, pretende resumir su postura sobre este asunto.[4]
En el pensamiento del filósofo inglés John Locke, Voltaire encuentra una doctrina que se adapta perfectamente a su ideal positivo y utilitario. Locke aparece como el defensor del liberalismo, afirmando que el pacto social no suprime los derechos naturales del individuo. En resumen, sólo aprendemos de la experiencia; todo lo que la supera sólo es hipótesis; el campo de alguien coincide con el de lo útil y de lo comprobable.
Voltaire saca de esta doctrina la línea directriz de su moral: la labor del hombre es tomar en su mano su propio destino, mejorar su condición, garantizar, embellecer su vida con la ciencia, la industria, las artes y por una buena política de las sociedades. Así la vida no sería posible sin una convención donde cada uno encuentra su parte. A pesar de que se expresan por leyes particulares en cada país, la justicia, que asegura esta convención, es universal. Todos los hombres son capaces de concebir la idea, primero porque todos son seres más o menos razonables, luego porque son todos capaces de comprender qué es lo inútil y útil a cada uno. La virtud, «comercio de beneficios», es dictada a la vez por el sentimiento y por el interés. El papel de la moral, según Voltaire, es enseñarnos los principios de esta «política» y acostumbrarnos a respetarlos.
Aspectos
Crítica al judaísmo
Voltaire criticó en numerosas ocasiones la pretensión del pueblo judío de ser el pueblo elegido por Dios y se hizo eco de los prejuicios habituales en su época contra los judíos. Esta actitud crítica, que ha llevado a algunos a tildarle de antisemita o antijudío, se inscribe en la hostilidad general del autor contra la religión, que le llevó a atacar con idéntico celo a cristianos y musulmanes.[5] Por ello, muchos historiadores consideran a Voltaire antirreligioso en general, antes que antisemita o anticristiano, mas no por eso se le debe considerar intolerante a las religiones, ya que puede no aceptar los dogmas religiosos, y sin embargo, tolerarlos.[6] También hay que tener en cuenta que Voltaire era masón y admirador de la cábala, con lo cual sus críticas pudieron deberse a disputas personales más que a un rechazo religioso hacia los judíos.[7]
Extractos
(Tomadas de su Diccionario filosófico, 1764)
- Artículo sobre los «antropófagos»:
- «¿Por qué los judíos no habrían sido antropófagos? Habría sido la única cosa que hubiera faltado al pueblo de Dios para ser el más abominable de la Tierra».
- Artículo sobre los «Estados y gobiernos»:
- «... una horda de ladrones y de usureros...».
- Artículo sobre los judíos:
- «Me ordena hacerle un cuadro fiel del espíritu de los judíos, y de su historia; y, sin entrar en los caminos inefables de la Providencia busqué en las costumbres de este pueblo la cadena de acontecimientos que esta Providencia ha preparado».
- «Son el último de todos los pueblos entre los musulmanes y los cristianos, y se creen el primero. Este orgullo en su descenso se justifica por una razón sin contrapartida; es que ellos son realmente los padres de los cristianos y de los musulmanes. Las religiones cristiana y musulmana reconocen a la judía como a su madre; y, por una contradicción singular, sienten por esta madre respeto y horror».
- «Se desprende de este cuadro resumen que los hebreos casi siempre han sido o errantes, o tunantes o esclavos o sediciosos: aún hoy son vagabundos sobre la tierra, y para horror de los hombres, garantizando que el cielo y la tierra, y todos los hombres, se crearon para ellos solos».
Voltaire y el dinero
Voltaire murió siendo inmensamente rico: fue uno de los mayores rentistas de Francia. Es conocida la afición de Voltaire a las aventuras financieras y también al fraude. Algunos de sus recursos fueron:
- su pluma: en su Comentario histórico sobre las obras del autor de «La Henriada», evoca el éxito de esta obra publicada en Gran Bretaña, gracias a la protección del rey.
- el mecenazgo de los príncipes, según las épocas Jorge I de Gran Bretaña, Luis XV de Francia, Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia.
- las rentas de los habitantes de Ferney.
- inversiones diversas: lotería, préstamos a la aristocracia, inversiones marítimas: en 1758 entran en el puerto de Cádiz barcos cargados de oro de América, donde había colocado parte de su fortuna.
- el comercio triangular.
Un caso recogido en una de sus muchas biografías:
La experiencia le demuestra que el único modo de ser independiente y libre es ser rico; a conseguir este objetivo dedicará muchos afanes que se verán premiados con éxito. Un cálculo equivocado del contrôleur général Pelletier-Desforts le permite sentar las bases de su fortuna: se había anunciado una lotería para liquidar deudas municipales, y Voltaire y su amigo el matemático La Condamine descubren que comprando todos los billetes se puede ganar un millón; se forma una sociedad con la ayuda de los hermanos Paris-Duverney y se reparten los beneficios y todo ese caudal se incrementa con otros negocios.
Pujul (1999, p. 39)
Voltaire y el diluvio: un error de apreciación
La presencia de fósiles marinos en la cima de las montañas fue considerada en su época como una prueba de haber estado bajo el agua y, por consiguiente, el diluvio. Voltaire no admitía esta interpretación, ni siquiera la idea de que hayan podido estar algún día fondos marinos donde se encuentran las montañas. Apoyaba su idea en el Diccionario filosófico mostrándose sorprendido de que nadie haya pensado en una explicación, según él, bastante más simple: que cruzados o peregrinos hayan tirado moluscos de los que tenían entre sus provisiones para su viaje. A todo esto hay que añadir que tampoco el diluvio ha sido el causante de la altitud de estos fósiles, sino la deriva continental y la orogénesis.
Voltaire y la esclavitud
Voltaire cree posible humanizar la esclavitud. La falta de humanidad de los patrones es la que causa los males de la esclavitud. No critica el principio,[8] sólo la forma, lo que se ve reflejado en Cándido.
Sin embargo, se entusiasma en la liberación de sus esclavos por los cuáqueros de Pensilvania en 1769. Se interesa aún más por «los esclavos de los monjes» de Pays de Gex, que son «más infelices que los negros».
Voltaire y el fanatismo
Véase también: El Fanatismo o Mahoma
Toda la obra de Voltaire es un combate contra el fanatismo y la intolerancia, y eso desde La Henriada, en 1723. «Entendemos hoy en día por fanatismo una locura religiosa, oscura y cruel. Es una enfermedad que se adquiere como la viruela» (Diccionario filosófico, 1764, artículo «Fanatismo»).
Voltaire y la historiografía
Voltaire fue también historiador. Acuñó la expresión 'filosofía de la historia', contraponiéndola de forma polémica a la teología de la historia, habitual hasta entonces, que explicaba los acontecimientos históricos recurriendo a una supuesta intervención divina en los hechos.
Se interesó por el estudio del pasado, primero mediante sus tragedias, algunas de las cuales abordan temas históricos y presentan personajes que existieron realmente. En La Henriada describe la historia épica de Francia, centrándose en Enrique IV, fundador de la monarquía de los Borbones en Francia, que puso fin a las guerras religiosas. También escribió la historia de Carlos XII de Suecia. Más tarde, escribió las obras El siglo de Luis XIV y Ensayo sobre las costumbres.
Como historiador, Voltaire rechaza tanto la «teología de la historia» como la «historia erudita». Ridiculiza sin piedad las interpretaciones religiosas que se han dado en la historia, como la de Agustín de Hipona, según el cual todo lo sucedido en la antigüedad gira en torno al pueblo de Palestina.
Tipos de Historia
Historia de las opiniones.
Historia de las artes. Es la parte más interesante de la historia, y será la que desarrollen los enciclopedistas.
Historia natural. Aquí se tomó la palabra historia por su valor etimológico, que según Heródoto era el de investigar. Para Voltaire no debía estar encuadrada en el género de la historia.
Historia de los acontecimientos, que a su vez se divide en:
- Sagrada. A Voltaire no le cabe duda de que la Biblia y la Ilíada son parte de la historia.
- Profana. La constituyen los relatos de los padres a los hijos. Cuantas más generaciones pasan, los datos son más improbables, por lo que estos datos de los pueblos son prescindibles.[9]
Para este autor la historia debe ser un género del que se excluya todo aquello que se considere falso.
Historia de Carlos XII
Su primera obra histórica, 1730, considerando lo anterior como fábula. Carlos XII de Suecia reinó a finales del siglo XVII y a comienzos del siglo XVIII. Le llamaban el Alejandro del Norte. Es el rey que lleva a la guerra del Norte, entre Suecia y todas las demás potencias. Después de varias victorias, Suecia cae derrotada y entra en crisis, a la vez que aumenta la potencia rusa. Voltaire no elige a este soberano para hacerle un canto, sino para demostrar cómo, aunque era una persona que tenía todas las virtudes, lleva a su país a la derrota.
Para el autor, sólo hay dos tipos de acontecimientos que se salvan de estar en una obra histórica:
- Los que llevan a cabo profundas transformaciones.
- Los que son retratados por grandes escritores.
Por lo tanto, el libro de Voltaire tiene un carácter educativo. Aun así, su método no es diferente al de los otros historiadores, consiste en buscar testigos presenciales para reconstruir la verdad.
El siglo de Luis XIV
Véase también: El siglo de Luis XIV
Es además de la historia de un rey, un planteamiento sobre el tema del Progreso, convirtiéndose este en su propósito central. Voltaire pensaba que el progreso en la historia es relativo, aunque sí que se podía encontrar esto. Cree que hay cuatro momentos en que las luces habían crecido y que son:
- El siglo de Pericles.
- El siglo de César y de Augusto.
- El Renacimiento en Europa.
- El siglo de Luis XIV.
Se trata de analizarlo todo, es una historia total en cierto modo. Voltaire habla de política, religión, literatura y su conclusión es que se va a producir un cierto progreso.
Ensayo sobre las costumbres
Véase también: Ensayo sobre las costumbres
En el prefacio de Ensayo sobre las costumbres, Voltaire se dirige a los lectores planteando que el pasado es inabarcable, no se podría reflejar en libros. Lo que el historiador hace es seleccionar, así los historiadores cristianos habían hablado sobre la ciudad de Dios. Ahora Voltaire rechaza este criterio. Lo que para él merece la pena es hablar sobre el espíritu, las costumbres y el uso de las naciones apoyándose solamente en hechos que sean imprescindibles. Saber datos no es el objetivo de la historia, sino los usos y las costumbres. Siempre la historia es una selección que se hace de acuerdo con una teoría. No es necesario saber todos los reyes que han reinado en un país sino los que fueron decisivos. El historiador debe escoger lo que le es útil dentro de ese gran almacén que es la historia. Para él, la historia tiene sólo utilidad de enseñar lo que es la Ilustración.
Voltaire quiere relativizar todo lo que se considere absoluto, la historia antes había sido eurocéntrica, ahora relativiza este concepto. También quiere poner de manifiesto el fanatismo y la crueldad contra los que él lucha (sobre todo los de la Iglesia). Pretende debatir lo que es razonable. Voltaire quiere demostrar cómo las Cruzadas que él analiza no se produjeron por causas espirituales, sino económicas.
Cándido
Véase también: Cándido
Hace también una crítica al optimismo histórico, sobre todo a Leibniz, que creía que todo lo que sucedía era con el fin de alcanzar el mejor de los objetivos. Esta surge a raíz del terremoto de Lisboa, con el que se demuestra que no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Hace un libro donde se reflejan estas concepciones del destino, que es Cándido, en el que a uno de los discípulos de Leibniz durante toda la narración le están ocurriendo desgracias, pero al final acaba bien.
Diccionario filosófico
En el Diccionario filosófico, Voltaire define a la historia como «el relato de los hechos que se consideran verdaderos» y la fábula como «el relato de los hechos que se consideran falsos». Define la historia como la subjetividad del autor. Hay que tener en cuenta que en su época la historia aún no existía como género independiente.
Voltaire poeta
Voltaire estimaba mucho sus versos y se autodenominaba poeta (precisemos que en el siglo XVIII, el concepto de poeta incluía a quienes escribían poesía y a quienes eran dramaturgos); fue considerado en su siglo como el sucesor de Corneille y de Racine, a veces incluso como triunfador; sus piezas tuvieron un inmenso éxito y el autor conoce la consagración en 1778 cuando, en la escena de la Comedia Francesa, Clairon corona su busto con laureles, delante de un público entusiasta.
Anécdotas
- En 2000, Fréderic Lenormand publicó la novela La joven y el filósofo evocando la adopción por Voltaire de una descendiente de la familia de Corneille. La anécdota se extrae del relato que hizo Voltaire en su correspondencia. Atormentado por la sombra de Corneille, le pareció extraordinario transformarse en el padre adoptivo de una de sus descendientes. Para constituir una dote, esta joven muchacha publicó una nueva edición de las piezas de Corneille, vendida por suscripción a todos los príncipes de Europa. Hay que señalar que se encarceló a la muchacha en París bajo el Terror, como Bonita y Buena, igual que sucedió con la nuera de Émilie du Châtelet, que fue incluso guillotinada.
- El paleontólogo Pierre Teilhard de Chardin, promotor ferviente de la idea de noosfera, era su sobrino nieto (su abuela era hermana de Voltaire).
- El altercado con el Caballero de Rohan: a la salida de un teatro parisino, Voltaire encuentra al Caballero de Rohan, un representante de una de las grandes familias de la nobleza francesa. Durante la conversación, Voltaire le dijo: «Señor, yo estoy comenzando a hacerme un nombre mientras que usted está terminando el suyo». El noble saluda educadamente a Voltaire. Algunos días más tarde, Voltaire es invitado a almorzar a la casa del Caballero de Rohan. Una vez que ha ingresado al interior de la casa, los sirvientes golpean con un bastón al joven Arouet; éste sale de la casa, y jura retar a un duelo al de Rohan. Sin embargo, temiendo el desenlace, el caballero usa sus influencias para evitarlo, y lo hace encarcelar en la Bastilla. Posteriormente, Voltaire tiene que exiliarse a Inglaterra.
Serendipia imitando a Jonathan Swift
Jonathan Swift, contemporáneo de Voltaire, publicó Los viajes de Gulliver en 1726, haciendo alusión a dos supuestas lunas que orbitaban Marte, dando sus distancias al planeta y sus períodos de rotación con gran precisión para la época. Hay que tener en cuenta que Jonathan Swiftt escribió la novela un siglo y medio antes del descubrimiento oficial de las dos lunas de Marte (Asaph Hall los descubrió en 1877).
Voltaire, gran lector y admirador de Swift, escribió en su novela Micromegas (1752) haciendo mención a los dos satélites del planeta Marte:
... A salir de Júpiter atravesaron un espacio de cerca de cien millones de leguas, y costearon el planeta Marte, el cual, como todos saben es cinco veces más pequeño que nuestro glóbulo, y vieron dos lunas que sirven a este planeta y no han podido descubrir nuestros astrónomos.[10]
Voltaire, Micromegas, 1752
Aunque siempre se ha querido ver en esto una suerte de misterio conspirativo, en ambos casos los dos autores parece que se estaban haciendo eco de una idea muy corriente en los ambientes intelectuales de la época, surgida de las primeras opiniones del astrónomo Johannes Kepler (previas a que enunciara sus famosas tres leyes), basadas a su vez en una teoría misticista relacionada con los sólidos perfectos. La precisión de los datos, en ambos casos, se debe a los cálculos mecánicos realizados a principios del s.XVIII con base en la ley de la Gravitación Universal, referidos a cuál sería el período de rotación y distancia a Marte de un supuesto cuerpo orbitante en torno a dicho planeta. Se trata por tanto de una serendipia, puesto que la óptica disponible durante la vida de ambos autores no permitía ver esos cuerpos celestes tan pequeños y que se separan tan poco de la esfera de Marte.
Debido a estas coincidencias, los dos mayores cráteres en Deimos (de unos 3 km de diámetro cada uno) fueron bautizados como "Swift" y "Voltaire".[11][12]
Notas y referencias
El carácter contradictorio de Voltaire se refleja tanto en sus escritos como en las opiniones de otros. Parecía capaz de situarse en los dos polos de cualquier debate, y en opinión de algunos de sus contemporáneos era poco fiable, avaricioso y sarcástico. Para otros, sin embargo, era un hombre generoso, entusiasta y sentimental. Esencialmente, rechazó todo lo que fuera irracional e incomprensible y animó a sus contemporáneos a luchar activamente contra la intolerancia, la tiranía y la superstición. Su moral estaba fundada en la creencia en la libertad de pensamiento y el respeto a todos los individuos, y sostuvo que la literatura debía ocuparse de los problemas de su tiempo. Estas opiniones convirtieron a Voltaire en una figura clave del movimiento filosófico del siglo XVIII ejemplificado en los escritores de la famosa Enciclopedia francesa. Su defensa de una literatura comprometida con los problemas sociales hace que Voltaire sea considerado como un predecesor de escritores del siglo XX como Jean-Paul Sartre y otros existencialistas franceses.
Todas las obras de Voltaire contienen pasajes memorables que se distinguen por su elegancia, su perspicacia y su ingenio. Sin embargo, su poesía y sus obras dramáticas abusan a menudo de un exceso de atención a la cuestión histórica y a la propaganda filosófica. Cabe destacar, entre otras, las tragedias Brutus (1730), Zaire (1732), Alzire (1736), Mahoma o el fanatismo (1741), y Mérope (1743); el romance filosófico Zadig (1747); el poema filosófico Discurso sobre el hombre (1738); y el estudio histórico Historia de Carlos XII (1730).
Obras
Edipo, 1718
La Henriada, 1728
Historia de Carlos XII, 1730
Brutus, 1730
Zaire, 1732
El templo del gusto, 1733
Cartas inglesas o Cartas filosóficas, 1734
Adélaïde du Guesclin, 1734
Mundano, 1736
Epístola sobre Newton, 1736
Tratado de metafísica, 1736
El hijo pródigo, 1736
Ensayo sobre la naturaleza del fuego, 1738
Elementos de la filosofía de Newton, 1738
Zulima, 1740
El fanatismo o Mahoma, 1741
Mérope, 1743
Zadig o El destino, 1748
El mundo como va, 1748
Nanine o El prejuicio vencido, 1749
El siglo de Luis XIV, 1751
Micromegas, 1752
Poema sobre el desastre de Lisboa, 1756
Estudio sobre los hábitos y el espíritu de las naciones, 1756
Historia de los viajes de Scarmentado escrita por él mismo, 1756
Cándido o El optimismo, 1759
Historia de un buen bramán, 1761
Tancredo, 1760
La doncella de Orleans, 1762
Lo que gusta a las damas, 1764
Diccionario filosófico, 1764
Jeannot y Colin, 1764
Del horrible peligro de la lectura, 1765
Pequeña digresión, 1766
El filósofo ignorante, 1766
Tratado sobre la tolerancia, 1767
El ingenuo, 1767
La princesa de Babilonia, 1768
Las cartas de Memmius, 1771
Hay que tomar partido, 1772
El clamor de la sangre inocente, 1775
Del alma, 1776
Diálogos de Evémero, 1777
Véase también
- Ilustración
- Revolución francesa
- L'Encyclopédie
- Index Librorum Prohibitorum
- John Locke
- Blaise Pascal
Referencias
↑ Voltaire denunciaba la vida licenciosa de la duquesa de Berry, burlándose de los partos clandestinos de la princesa, según el rumor público embarazada de su propio padre : Fougeret, W.-A., Histoire générale de la Bastille, depuis sa fondation 1369, jusqu'à sa destruction, 1789. Paris, 1834, t. 2, pp. 104-108.
↑ Voltaire (1 de enero de 1819). Novelas de Voltaire. Pedro Beaume. Consultado el 5 de abril de 2017.
↑ Traducción al castellano de 1945| [1]
↑ La frase no se encuentra en su obra publicada. Aparece por vez primera en 1906 en el libro de The Friends of Voltaire (Los amigos de Voltaire) de Evelyn Beatrice Hall, escritora con el seudónimo de S. G. Tallentyre, que intenta así resumir la posición de Voltaire: «I disapprove of what you say, but I will defend to the death your right to say it».
↑ El historiador León Poliakov tituló el tomo 3 de su Historia del antisemitismo como «De Voltaire a Wagner». Según él, este sentimiento se habría agravado en los últimos quince años de la vida de Voltaire. Parecía entonces ligado al combate del filósofo contra la Iglesia católica. Otros autores han desligado a Voltaire del antisemitismo, por estimar que en ningún caso azuzó el odio o la persecución contra este colectivo (o ningún otro): «No porque ciertas frases de Voltaire nos duelan deberíamos confundirlo en la turba de perseguidores», Roland Desné («¿Voltaire era antisemita?», El Pensamiento, n.º 203, enero-febrero de 1979, páginas 70-84).
↑ Ya antes se habló de esto más arriba en: Obra, párrafo 3.
↑ «Voltaire y la masonería». Voltaire y la masonería - Universidad La Rioja.
↑ «No compramos esclavos domésticos sino donde los negros. Se nos reprocha este comercio: un pueblo que trafica sus hijos es aún más condenable que el comprador. Este negocio demuestra nuestra superioridad; lo que nos da una maestría para tenerlos», en los Ensayos sobre las costumbres y el espíritu de las naciones.
↑ Per la visione dell'India come più antica cultura umana vedi il lungo capitolo (pp. 15-76) su Voltaire e l'oriente in Urs App, The Birth of Orientalism. Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2010 (hardcover, ISBN 978-0-8122-4261-4)
↑ Capítulo III, «Viaje de los dos habitantes de Sirio y Saturno». Colección Clásicos Inolvidables, Voltaire, El Ateneo, página 622.
↑ «Chapter 14: The Hurtling Moons of Mars». The University of Arizona. Consultado el 27 de octubre de 2007.
↑ «Gazetteer of Planetary Nomenclature».
- Esta obra contiene una traducción parcial derivada de Wikipédia de Wikipedia en francés, concretamente de esta versión del 10 de julio de 2006, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
Bibliografía
Voltaire (2010). Obra completa. Estudio introductorio Martí Domínguez, presentación Fernando Savater. Cartoné. Biblioteca de Grandes Pensadores. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1756-2.
Cuentos completos en prosa y verso (2006). Edición crítica y traducción de Mauro Armiño. Cartoné. Madrid, Ediciones Siruela. ISBN 978-84-7844-993-4.
El filósofo ignorante (2010). Prólogo de Fernando Savater. Edición crítica y traducción de Mauro Armiño. Rústica. Madrid, Fórcola Ediciones. ISBN 978-84-936321-4-4.
- Sobre Voltaire
Pujol, Carlos (1999). Voltaire (1ª edición). Madrid: Ediciones Palabra. ISBN 9788482393513.
El calígrafo de Voltaire, novela de Pablo De Santis.
El corazón de Voltaire, novela de Luis López Nieves.
Catálogo de la biblioteca voltairiana, Adrien Jean Quentin Beuchot, colección única en manuscrito, que comprende las ediciones originales y las principales reimpresiones de cada una de las obras de Voltaire, con sátiras, críticas, parodias apologías, etcétera.
Vie de Voltaire, Nicolas de Condorcet.
Voltaire humanista, Charles Porset, Ed. EDIMAF.
Voltaire, Jean Goldzink, Ed. Hachette Supérieur.
El retorn de Voltaire, Martí Domínguez, Ed. Destino.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Voltaire.
Wikisource en español contiene obras originales de Voltaire.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Voltaire.
Voltaire en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Obras de Voltaire en Internet Archive.
Predecesor: Jean Bouhier | Silla 33 Academia francesa 1746 | Sucesor: Jean-François Ducis |
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