Autobiografía
La autobiografía es la narración de una vida o parte de ella, escrita por el propio protagonista, mostrando su nacimiento, sus logros, sus fracasos, sus gustos, sus experiencias y los demás acontecimientos relevantes que haya vivido o a que haya asistido. Es un género literario que en gran medida se sitúa en la frontera entre literatura e historia y está cercano a otros como la biografía, el epistolario, el libro de viajes, las memorias, el currículum, el diario, etc.[1]
Índice
1 El término autobiografía nueva
2 La autobiografía como género
3 Autobiografías clásicas
4 Referencias
5 Enlaces externos
El término autobiografía nueva
El término autobiography, en inglés, surgió como neologismo de composición culta en Inglaterra a principios del siglo XIX. El primero en utilizarlo habría sido el poeta Robert Southey en un artículo en 1809. Sin embargo, según el francés Georges Gusdorf, el término se encontraría ya con anterioridad en el filósofo alemán Friedrich Schlegel, que lo habría utilizado en 1798.[2]
La autobiografía como género
De entre las muchas definiciones de autobiografía que se han dado, una de las canónicas, por la aceptación que ha tenido entre los estudiosos, es la del francés Philippe Lejeune, quien define la autobiografía como «relato retrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, en tanto que pone el acento sobre su vida individual, en particular sobre la historia de su personalidad».[3]
Lo que caracteriza a la autobiografía es la identidad entre el autor, esto es, la persona que escribe el libro; el narrador —la persona que dice «yo» en el texto y relata la historia—; y el protagonista de esa narración, cuya vida, estados de ánimo, emociones, evolución personal, etc. Constituyen el asunto del relato. Generalmente, la identificación entre el narrador y el personaje del relato se realiza mediante el uso del pronombre personal «yo», que identifica al sujeto de la enunciación (el narrador) con el sujeto del enunciado (personaje). Por su parte, la identificación entre el autor y el narrador sólo se puede garantizar, en opinión de Lejeune, mediante la coincidencia entre el nombre propio del autor que figura en la portada del libro y el que el narrador se dé a sí mismo. Esta coincidencia es la que funda el llamado pacto autobiográfico, un tipo de pacto de lectura conceptualizado por Lejeune. El pacto autobiográfico es una suerte de «contrato» establecido entre autor y lector por el que tácitamente aquel se compromete a contar la verdad sobre su vida, y éste, a creer el relato ofrecido. Evidentemente, esto no implica que todo lo que se cuente en una autobiografía sea cierto, pero esto no impide que el pacto como tal exista, aunque sea para infringirlo. Este pacto autobiográfico sería el que diferenciaría a una autobiografía de una novela con contenido autobiográfico, pues aunque en ésta pueda darse el caso de que todo lo atribuido a un personaje, con nombre ficticio, sean hechos verdaderamente ocurridos al autor -cosa que sólo podría comprobarse extratextualmente-, el lector no establece con el texto el mismo tipo de relación, pues no exige que lo que lee sea verdad.[4]
La autobiografía está íntimamente relacionada con otros géneros vecinos, como la biografía, las memorias, el diario íntimo, entre otros, de los que, sin embargo, es posible distinguirla sobre la base de determinados rasgos:[3]
- De la biografía se diferencia por la identidad entre el narrador y el protagonista del relato, que no se da en la primera.
- De las memorias se distingue por poner el acento en la vida íntima del narrador, en el desarrollo de su personalidad. Las memorias se caracterizan por centrarse, más bien, en los hechos externos de la vida.
- Del diario íntimo o del epistolario la diferencia el hecho de tratarse de un relato retrospectivo, construido a partir de la memoria del autor, con un lapso de tiempo importante entre el tiempo de la escritura y el de los hechos narrados, mientras que en el diario o la carta la escritura es paralela a los hechos.
- De la novela autobiográfica o novela con forma autobiográfica (también llamada falsa autobiografía), la distingue la identidad entre el autor material del texto y el narrador, que se da en la autobiografía y no en la novela autobiográfica, que es una obra de ficción que finge ser una autobiografía del protagonista, como por ejemplo David Copperfield de Charles Dickens, o las novelas picarescas como el Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache y otras.
En ocasiones, tanto la autobiografía propiamente dicha, como los otros géneros vecinos, se consideran subgéneros dentro de un más amplio «género autobiográfico». Otros autores, sin embargo, prefieren considerar la autobiografía como un género distinto de las memorias, diarios, epistolarios etc. y usan para referirse a todos el marbete «escrituras del yo».
La autobiografía, por otra parte, es un género literario que supone cierto grado de alegato autojustificativo, e incluso de propaganda religiosa o política (Comentarios a la Guerra de las Galias y Comentarios a la Guerra Civil, de Julio César; Mi lucha, de Adolf Hitler).
En el mundo antiguo es un género poco practicado. Escribió una obra de sesgo autobiográfico el emperador romano Marco Aurelio (Meditaciones). Con el Cristianismo, en parte gracias a su inclinación espiritual e introspectiva, nació el género de la autobiografía religiosa, cuyo primer caso fue el de san Agustín (Confesiones). Este género adquirió gran auge durante el Renacimiento, dado el antropocentrismo de la época. En España destacan las autobiografías santa Teresa de Jesús (Libro de la Vida) y san Ignacio de Loyola, y el subgénero autobiografías de soldados españoles, con figuras como Bernal Díaz del Castillo y los posteriores Alonso de Contreras y Diego Duque de Estrada. En el Renacimiento italiano aparece la autobiografía de muchos grandes, famosos, bailarines, poetas y buenos artistas, como la Vita del orfebre y escultor Benvenuto Cellini, una de las obras clásicas de la literatura de este país. Ya en el siglo XVIII aparece la autobiografía del escritor castellano Diego de Torres Villarroel y, casi al mismo tiempo, dos de los más influyentes modelos del género en la modernidad: las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau, modelo para las autobiografías del Romanticismo del siglo XIX, y las Memorias de Benjamín Franklin.
Una autobiografía difiere de una biografía en que en la primera el escritor narra su propia vida. Los biógrafos generalmente recurren a una gran variedad de documentos y puntos de vista, mientras que una autobiografía puede estar basada completamente en la memoria del escritor. Aunque las autobiografías no abundan, existen ejemplos de ellas de gran valor literario.
El autor de una autobiografía describe de manera literaria su vida privada y los cambios que han ocurrido en su personalidad y manera de ser. Se puede elaborar en el momento que se desee, en ocasiones a petición de alguien. Su escritura es, por lo regular, en prosa y en ella se deben cuidar todos los detalles, pues el interés del texto es literario por encima de otras consideraciones.
Autobiografías clásicas
Un canon de autobiografías clásicas podría ser el siguiente:
Agustín de Hipona (351-430). Confesiones
Leon Battista Alberti (1404-1472) Autobiografía[5]
Benvenuto Cellini (1500-1571). Vida
Alonso de Contreras (1582-1641). Discurso de mi vida
Teresa de Jesús (1592-1641). Libro de la vida
Louis de Rouvroy, duque de Saint Simon (1675-1755). Memorias
Diego de Torres Villarroel (1694-1770). Vida
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Confesiones
Giacomo Casanova (1725-1798). Historia de mi vida
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). Poesía y verdad
François René de Chateaubriand (1768-1848). Memorias de ultratumba
Stendhal (Marie-Henry Beyle) (1783-1842). Vida de Henry Brulard
José Zorrilla (1817-1893). Recuerdos del tiempo viejo
León Tolstói (1828-1910). Infancia, adolescencia y juventud
André Gide (1869-1951). Diario
Gaziel (Agustí Calvet Pascual, 1887-1964). Tots els camins duen a Roma
Josep Maria de Sagarra (1894-1961). Memòries
Josep Pla (1897-1981). El quadern gris
César González Ruano (1903-1965). Mi medio siglo se confiesa a medias
Frank McCourt (1930–2009). Las cenizas de Ángela. Lo es y El profesor.
Benjamin Franklin (1706–1790). Autobiografía
Thomas de Quincey (1785-1859). Confesiones de un opiófago inglés, Suspiria de profundis y Apuntes autobiográficos.
Harriet Jacobs (1813-1897). Incidentes en la vida de una muchacha esclava.
Robert Graves (1895-1985). Adiós a todo eso. Una autobiografía.
Carlos Castilla del Pino (1922-2009). Pretérito imperfecto y Casa del olivo.
Primo Levi (1919-1987). Si esto es un hombre.
Paul Bowles (1910-1999). Sin parar.
Pablo Neruda (1904-1973). Confieso que he vivido: Memorias y Para nacer he nacido.
Ingmar Bergman (1918-2007). La linterna mágica.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Recuerdos de mi vida.
Rafael Cansinos Assens (1882-1964). Memorias de un literato.
Carlos Barral (1928-1989). Memorias.
Gabriel García Márquez (1927-2014 ). Vivir para contarla.
Charles Darwin (1809-1882). Autobiografía.
Rafael Alberti (1902-1999). La arboleda perdida.
Marjane Satrapi (1969- ) Persépolis.
Elías Canetti (1905-1994). La lengua absuelta, La antorcha al oído, Juego de ojos, Fiesta bajo las bombas.
Enrique Tierno Galván (1918-1986). Cabos sueltos.
Lorenzo da Ponte (1749-1838). Memorias.
Gertrude Stein (1874-1946). Autobiografía de Alice Toklas.
Thomas Edward Lawrence (1888-1935). Los siete pilares de la sabiduría.
Silvio Pellico (1789-1854). Mis prisiones.
Jean-Paul Sartre (1905-1980). Las palabras.
Bertrand Russell (1872-1970). Autobiografía
Edward Gibbon (1737-1794). Memorias de mi vida y escritos.
Alberto Insúa (1885-1963), Memorias I, II y III
Eduardo Zamacois (1873-1971), Un hombre que se va... Memorias
Felipe Sassone (1884-1959). La rueda de la Fortuna
Henri-Frédéric Amiel (1821-1881). Diario íntimo
Simone de Beauvoir (1908-1986), Memorias de una joven formal
José Luis de Vilallonga (1920-2007), Memorias no autorizadas, I, II, III y IV.
Carlos Luis Álvarez (1928-2006), Un periodista en la Dictadura y Memorias prohibidas
John Dos Passos (1896-1970), Años inolvidables.
Ernest Hemingway (1899-1961), París era una fiesta
Arturo Barea (1897-1957), La forja de un rebelde I, II y III.
Helen Keller (1880-1968), La historia de mi vida
Malcolm X (1925-1965), La autobiografía de Malcolm X, con asistencia de Alex Haley.
W. E. B. Du Bois, (1868-1963), Autobiografía.
Henry Adams (1838-1918), La educación de Henry Adams.
Abd Al·lah ibn Buluggin (siglo XI), Memorias.
Leonora Christina Ulfeldt (1621-1698), Memorias de la torre azul o Jammers Minde
Referencias
↑ La autobiografía: Concepto, características, ejemplos // Las principales características de una autobiografía, sitio digital 'About en español', 1 de marzo de 2016.
↑ Puertas Moya, Francisco Ernesto (2003). «Rasgos generales de la escritura autobiográfica» (PDF). La escritura autobiográfica en el fin del siglo XIX: el ciclo novelístico de Pío Cid considerado como la autoficción de Ángel Ganivet. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. pp. p. 39. Consultado el 2 de febrero de 2009. «Tesis doctoral del autor».
↑ ab Lejeune, Philippe (1996). Le pacte autobiographique (en francés). París: Éditions du Seuil. p. 14. ISBN 9782020296960.
↑ Lejeune, Philippe (1996). Le pacte autobiographique (en francés). París: Éditions du Seuil. pp. 15-35. ISBN 9782020296960.
↑ Rovira, Josep M. Antología / Leon Battista Alberti. Península, 1988, pp. 155-165
Enlaces externos
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